viernes, 8 de mayo de 2020

EL CAMINO DE EL CABALLERO CARMELO


Tras apoyar activamente a Guillermo Billinghurst y éste lograra ganar las elecciones presidenciales, Abraham Valdelomar es enviado a Roma (Italia) en 1913 como Secretario de la Legación Peruana. En aquella ciudad Valdelomar escribe el cuento El caballero Carmelo, y lo envía al diario La Nación, como adelanto de los trabajos que se presentaban al concurso de cuento que el diario organizaba ese año. 
El cuento, inspirado en su infancia y sus vivencias en el puerto de Pisco, contaba la historia de un viejo gallo de pelea que el hermano mayor de la familia llevó trajo a la casa, como regalo para el padre de la familia, luego de algunas anécdotas hogareñas en torno a la mascota de la que el narrador niño se había encariñado, llegó finalmente la desventura. Un vecino del pueblo había rumoreado que aquel gallo no parecía de raza, y el padre de familia ofendido y confiado en la pureza del Carmelo, pactó un duelo a muerte con el Ajiseco, un gallo más joven y temido rival que había enviado a mejor vida a otros gallos del puerto. Pese a la tristeza del narrador que decidió acompañar aquel día al gladiador gallináceo, el padre llevó al Carmelo al ruedo mortal y allí, llegado su turno, lo puso en la arena. El Ajiseco y el Carmelo se dieron algunos golpes y algunas heridas, pero el Carmelo  parecía cada vez más cansado. Finalmente el Ajiseco asesta una puñalada que hace perder el equilibrio al Carmelo y cae en la arena; sin embargo el gallo vencedor, que orgulloso se asoma y mira al caído, victorioso, ignoraba que el Carmelo no vendería cara su derrota, el cual, alzando en sus alas sus últimas fuerzas, se levantó y de un sólo golpe de navaja mató al Ajiseco el cual cayó para no levantarse más. Todos los asistentes elogiaron al Carmelo, que en brazos de su dueño y un niño, salía de regreso a su hogar. Caminando por la playa, el Carmelo estaba triste, débil y de sueño. Pese a los cuidados recibidos, el Caballero Carmelo finalmente murió días después, mientras miraba el atardecer en dirección al mar.
Mientras esperaba los resultados el autor inicio sus estudios en la ciudad de Roma. Fue el 27 de diciembre cuando el jurado calificador le comunica que obtuvo el primer puesto del concurso; y el 3 de enero se publica en el diario La nación el acta de los premios del concurso.
Animado por este gran logro a Valdelomar se le ocurriría editar un libro de cuentos titulado La aldea encantada, en París, pero tras un golpe de estado del general Óscar Benavides al gobierno democráticamente elegido de Billinghurst, valdelomar renuncia a su cargo en Roma, abandona sus estudios y regresa al Perú.
A su regreso Valdelomar publica otros cuentos solicitados por La Opinión Nacional, en 1914; así como muchos artículos periodísticos para diarios como La Prensa, donde también publica algunos relatos y poemas, en 1915.
Tras fundar la revista Colónida en 1916 y promoverla junto a un grupo de jóvenes intelectuales, notables promesas en su campo, no deja de laborar en La prensa y en 1917 inicia sus colaboraciones para Mundo Limeño. El autor de el Carmelo, renuncia finalmente a su trabajo en La Prensa en 1918 y decide publicar oficialmente en un libro su cuento ganador El Caballero Carmelo junto a otros en una antología personal y prometedora, en los Talleres de Imprenta de la Penitenciaría de Lima, donde ese mismo año César Vallejo imprimiría su preciado Los heraldos negros.




Valdelomar iniciará luego sus viajes por el Perú, a las provincias alejadas más allá de Lima, dando conferencias gratuitas, impartiendo cultura y los adelantos tecnológicos que iban dándose en el mundo, visitando distintos departamentos de norte a sur. De retorno a su ciudad es nombrado Diputado Regional por Ica, y en octubre es elegido secretario del Congreso regional a desarrollarse en Ayacucho, es allí donde el 1 de noviembre se cae de un segundo piso del recinto donde se oficiaba un banquete entre los invitados. Tras varios días de agonía fallece y es enterrado provisionalmente en Ayacucho; mas luego sus restos serían enviados a Lima y reposan ahora, en el Cementerio General de Lima. A su muerte, los elogios, la solidaridad con la familia, la reconciliación, y más tarde la imitación de su estilo, para dar paso a la auténtica narración peruana.
Dentro de las reediciones hechas por casas o emprendimientos editoriales importantes de la historia del libro en el Perú, El caballero Carmelo ocupó el interés y el protagonismo en el mercado. La siguiente es la antigua edición de la Imprenta Lux, 1923, en su serie La novela Peruana), tras cinco años de su primera publicación (1918).




Las andanzas de El Caballero Carmelo nos llevan a otro stage de publicación en la legendaria Ediciones Hora del Hombre, 1950.




El Caballero Carmelo se abría camino hasta llegar a la década de los años '60 donde se sumerge en las imprentas de proyectos editoriales ambiciosos y masivos en la historia del Perú, libros cuyas fechas de impresión no fueron consideradas, especulándose muchísimo sobre la transparencia en el número de ventas con que se sustentaba el pago de derechos de autor. Uno de ellos dirigido por Manuel Scorza; me refiero a Ediciones Populibros




En ese orden cronológico, el recorrido de El Caballero Carmelo nos lleva a la editorial Mercurio S.A., que al igual que con muchas obras latinoamericanas y universales, lo imprimió entre los años 1988 y 1992.



Pero es en la peruana Editorial Peisa, gran editorial promotora de algunas piezas clásicas de la literatura peruana, que las ediciones desde 1973 y reimpresiones hasta el 2009 cobran mayor realce, exponiendo diversos formatos. El Caballero Carmelo continúa merodeando asísiempre junto a otros cuentos selectos.

                                  

Las editoriales han centrado su atención y catalogado a El Caballero Carmelo en su loca carrera como tema del Plan Lector en Perú. Así, editoriales grandes como Alfaguara, 2010 y precisamente Peisa en 2014, tienen su propia edición ilustrada para niños.



El Caballero Carmelo también ha sido visto en antologías cuasicompletas o completas de cuentos del autor. Así tenemos el título La aldea encantada de Alfaguara, 2008, Cuentos completos de Estruendomudo, 2013, como también Cuentos reunidos de Editorial Peisa, 2014.


 


Las últimas publicaciones que han invitado a los lectores a vivir la historia de El Caballero Carmelo, han sido la publicación de Selección Valdelomar, Estruendomudo, 2019. Y la edición facsimilar El Caballero Carmelo, 2019, con que el Centro Cultural Inca Gracilaso conmemora los 100 años de publicación del libro (1918) y el fallecimiento de su autor (1919).


 


Una nueva edición hace arribar a El Caballero Carmelo hasta el 2020, con Editorial Trilobites. Este duro año, sin embargo no parece ser impedimento para la publicación de El caballero Carmelo y otros cuentos, el cual saldrá a la luz pasada la cuarentena dispuesta por el gobierno. Se trata de una última edición con anotaciones que pretenden esclarecer algunos elementos hasta ahora no tomados en cuenta por ediciones anteriores, esparcidos en los cuentos valdelomarianos. Diversas apreciaciones de coetáneos entorno a la obra y a su autor aperturan el libro, así como algunas dibujos con los que se va dando alas a la imaginación. Y de esta forma El Caballero Carmelo continúa vigente, más vivo que nunca y a paso firme hacia el bicentenario (2021). 
Gracias, Valdelomar, sólo nos queda esperar un poco más



220 páginas
20 x 13
Tapa blanda
Papel avena
20 dibujos